viernes, 4 de abril de 2014

COPYING KURT


I stand by him, play his role, copy his poses and even take a "fake selfie" with the iconic grunge star. Copying Kurt is a visual game aimed to raise questions about idols and the need of many people to look like them. This work is not only about celebrating Kurt Cobain’s life. It’s about taking into account his legacy and putting in place that everyone is unique though we are all made of others. Striking a pose as Kurt Cobain, or stepping into his shoes, is essentially an artifice. The only real thing is he was inimitable. Copying Kurt is set up by more than 50 self-portraits. Printing patterns, collages, staples and even an old notebook can be seen in this project made to be first shown online, as I usually do. 

Estar copiando durante estos dos años los trabajos de Claudia Schiffer conmigo mismo en el proyecto Copying Claudia http://utopiaisbeating.blogspot.com.es/2011/11/copying-claudia.html me ha llevado muchas veces a plantearme la idea de copiar a otros personajes. Esto, a su vez, me ha ubicado en una disyuntiva personal, porque me gusta ser fiel a mí mismo y nunca hago nada porque sí. Por lo que copiar a cualquier personaje restaría importancia al mensaje que intento transmitir, sobre todo cuando el personaje que realmente admiro y que forma parte de mí como artista es Claudia Schiffer. Por ello, este ejercicio que planteo aquí era algo que tenía que ocurrir algún día y me entrego a él con los brazos abiertos como un pequeño paréntesis entre Claudia y Claudia.

Copying Kurt

La idea de este proyecto va más allá de la anécdota de clonar a Kurt Cobain o recrear sus imágenes. Copiar a Kurt supone por un lado reintepretarle y por otro establecer un análisis sobre la sociedad actual. Pero siempre desde el respeto hacia un personaje que forma parte de nuestra cultura contemporánea. Son 20 años los que se cumplen de su trágica muerte y me apetece analizar a través de estas imágenes el ejercicio de pose e hipocresía que muchas veces mueve a la sociedad.



Los iconos pop trascienden su propia esencia, convirtiéndose en una síntesis de lo que han sido. Dejan su propio yo para convertirse en un arquetipo estético. Hoy en día todo esto se traduce en una frivolización de las tribus urbanas. Ya no existe una reivindicación o necesidad de mostrar unos valores de libertad ajustados a una determinada estética. Todo se queda en querer aparentar o ser algo solo por “pose”, sin un ejercicio autobiográfico detrás. Todos somos esclavos de una sociedad que reivindica sus iconos y al final solo nos quedamos con la cáscara de ellos mismos. Estamos viviendo un eterno bucle de revivals que por un lado nos hacen sentir bien y seguros (porque es lo que ya conocemos) pero que al mismo tiempo nos hacen temerosos de lo que está por venir.




Si todos aceptan lo que haces y entras dentro de un cliché de lo que debe ser, no estás en el camino correcto, no mueves ni remueves a lo que te rodea. Te estancas en lo cotidiano aceptándolo como normal, algo que irónicamente hoy se llega a dar incluso entre la gente del mundo de la cultura.

Copiar a Kurt Cobain es un ejercicio de admiración hacia los iconos que mueven masas o que generan un determinado estilo. Me pongo a su lado y trato de imitarle con mis propios medios, con mi ropa y sin producciones, ni grandes localizaciones. El ejercicio de copiar se realiza en mi casa, generando así una especie de falso autorretrato.  Superpongo mi cara a la suya creando un nuevo ser e incluso, como habéis visto, me hago un falso selfie.


Últimamente vuelven los 90, eso dicen. Cuando ocurre esto me hace mucha gracia, porque en el fondo los 90 son mil cosas, al igual que los 80. Entonces, ¿qué es lo que vuelve de los 90?

Siendo un crío viví aquella estética grunge y surf que invadía todo y grupos como Nirvana, Super Grass o Blur formaban parte de mi banda sonora. No era muy consciente de lo que significaba el grunge y de hecho nunca me identifiqué con esa actitud de vida, pero sí con su estética o con su sonido.

Muchas veces el mensaje se pierde y te quedas con la esencia. El personaje de Kurt Cobain es considerado como la última estrella del rock, o más bien el último mártir del rock. Pero lo más curioso después de todo es que nunca quiso ser famoso. Se convirtió en una estrella y no soportaba su fama. Para más inri su propio escape (la muerte) le hizo más famoso todavía, entrando en el Olimpo de los dioses que mueren jóvenes o dentro del imaginario más pop. Quizás él nunca se habría imaginado que veinte años después de su muerte el grunge se convertiría en un ejercicio más de tendencia vintage. Y que sea hoy en día muy recordado por la moda. Todo este ejercicio de frivolidad selfie en el que vivimos quizás en el fondo sea una manera de volver al útero donde nacimos y donde nos sentimos protegidos. No importa el significado original, solo lo que representa para nosotros en la actualidad. Por eso queremos volver a traer sabores, olores, colores, sensaciones. Quizás es un ejercicio de protección o de reafirmación. No lo juzgo solo de este modo. Lo analizo y lo represento conmigo mismo.








En los 90 comenzaba a formarme como persona y estaba ilusionado por vivir y ver más allá, por lo que mi gusto por Nirvana entraba en contradicción con la idea que se les atribuía de disconformidad con la sociedad y con sus variados prejuicios. Sus ideales se aproximaban al punk y a la Generación X. Haciendo una síntesis de lo que declara la gente fanática del movimiento grunge, se puede decir que supone un enfoque de la vida hacia la alienación, la búsqueda de la libertad, la marginación social. Y en el momento en el que surgió eran temas demasiado profundos para un crío como yo.

La influencia para los músicos de la heroína, del consumismo, del comercialismo y de la competitividad había provocado un pesimismo vital y existencial que se representaba también en la mencionada Generación X. Una mentalidad de rechazo, sumada a una rebeldía depresiva heredada del no future del movimiento punk, junto con el pacifismo y el rechazo al materialismo del movimiento hippie. El suicidio de Kurt fue el punto álgido en todo esto.

Se cree que el término grunge proviene de una pronunciación relajada del adjetivo grungy (sucio). Con esta idea he querido tratar las imágenes, como el recuerdo que tengo de los recortes y trozos de revistas o periódicos de aquella época. Un escaneo sucio con las carpetas llenas de cosas que llevaba a la escuela. Como si se tratase de una vieja polaroid, o un collage despreocupado, porque así siento yo aquella época. Incluso la pistola que utilizo es de juguete y no se parece a la de Kurt de manera deliberada. La razón es que es la que tenía y me gusta la idea de dar a entender esa imperfección. Los colores saltan y se saturan según le da al scanner. En el fondo y aunque la obsesión y la búsqueda de la copia está presente en el proyecto, aunque no lo parezca, muchas veces hay un ejercicio de improvisación.





Realmente no creo que me parezca demasiado a Kurt Cobain, y quizás esté en esto la gracia. Muchas veces voy por la calle y me llaman Kurt pero sé que es un estereotipo al que juego solo por llevar el pelo largo. Pero por ello el aprovechar mi imagen para realizar estas fotos no es un ejercicio de hipocresía sino más bien de ironía y alabanza del mito. 





























 





Al final he querido tocar de algún modo el tema del suicidio de Kurt como una vuelta al útero, a la protección; algo que irónicamente entronca con uno de los álbumes de Nirvana titulado “In Utero”. No pretendo jugar con la muerte como una idea de frivolidad sino de ensoñación. El modo de morir nunca lo elegimos pero los que lo eligen, conscientes o no de ello, es porque quieren irse de este mundo quizás esperando que más allá se sentirán más seguros, como en el útero materno. Y la fragilidad física de Kurt me evoca esta sensación.



No sé si fue una persona que no supo entender la popularidad, o si las drogas fueron parte de su fin pero lo que sí está claro es que era un ser auténtico. No había un ejercicio de pose autosuficiente. Es una pena que se fuese de esa forma, porque la vida es muy corta y todos podemos tener muchas maneras de reinventarnos. Quizás por todo esto no sabría cómo clasificar este proyecto, porque por un lado es un homenaje a los iconos y al talento de Kurt pero por otro es un ejercicio de hipocresía social en el que la copia te hace ver que él es único y que debemos ser nosotros mismos -a pesar de que estemos hechos de otros- para ser únicos.